José Manuel Garrido es el propietario y director de este restaurante-sidrería en pleno barrio de Estrecho, donde lleva años representando a nuestra gastronomía.
Moncho ha vuelto a poner su mano en esta franquicia de Lugones que vuelve a los andenes de la capital con su célebre vagón de fabada.
Camino de la sierra de Madrid, a la altura de Galapagar, se encuentra este restaurante-sidrería que se ha convertido en un “templo” de picoteo veraniego en sus terrazas y en un punto de encuentro cálido y distendido cuando dominan los fríos. Es la filosofía que quiso Juan Ignacio González Simón, propietario, y que trasladó al servicio y a los fogones, que regenta Florentino.
Aquí el clasicismo ya se ha hecho historia. Lhardy lleva decenios por encima de clasificaciones y mantiene la bandera de haber sido el primer gran restaurante nacional innovador, marcando escuela en todos sus ambientes, recetas y detalles.
Hace más de un siglo que la confitería Rialto se instaló (viniendo desde Luarca) en la ovetense calle de San Francisco. Pero hace muchos menos años que se acercó a Madrid para ofrecernos las especialidades de siempre, encabezadas, como no, por sus famosas “moscovitas”, esa delicia con la que todos los asturianos hemos viajado alguna vez para amigos o familiares.