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Ría del Sella

     

Rodeada de autovías y autopistas, esta ría desemboca en un local amplio y luminoso que propone un ambiente familiar y amigable para enfrentarse a una cocina asturiana tradicional y honesta, en la que las verdinas y el pixín son la bandera de enganche en esta zona cercana a Barajas.

José Rodríguez, tinetense, es el propietario y quien aconseja a la hora de elaborar menús especiales para cualquier celebración o comida de empresa, situaciones frecuentes en este local, que abre así una puerta a una clientela más habitual de lo que podría presagiar el entorno.

Buena oferta de vinos y lugar de cita para sidreros, que cuentan con escanciadores mecánicos.

  • Bodega
    Amplia bodega de vinos.
  • Sidra
    Sirven sidra natural. Cuentan con escanciadores automáticos.
  • El Orgullo de la casa
    Fabada asturiana, verdinas y pixín.
  • Salones Privados
    Dispone de salones privados para comidas de empresas y todo tipo de celebraciones ( bodas, bautizos...).
    Se permite fumar en todo el establecimiento.
  • Capacidad
    200 comensales aprox.
  • Clientela
    Ambiente familiar, empresas...
  • Equipo
    Su propietario, José Rodríguez, es natural de la villa asturiana de Tineo.

 

Categoría: Restaurante
Dirección: Avenida Logroño, 393. 28042 Madrid.
Horario: 6.00 – 00.00 h.
Tlfn. Reservas: 91 305 85 27
Metro: Barajas
Zona: Barajas
Estacionamiento: Parking propio.
Precio Medio: 35 €
Tipo de cocina: Tradicional asturiana.

Acabo de ir para comer y el camarero de muy mal agrado nos sufijo que era tarde no tardisimo, a las 15,30. No volveré nunca.
Gema

SEÑORA ANONIMAQUE DESCLGO EL TELEFONO , SE OFRECE COMENSAL , ERIOY FORMAL Y NO ANONIMO OSUé MANUel M.
JOSU MANU M.

No tengo ni idea de la calidad de su establecimiento, pero si de la calidad humana de su mujer y por extensión de la suya, él, José Rodríguez, concertó con mi madre, una cocinera asturiana de pura cepa, un contrato laboral, pues cuando mi madre se presentó en su restaurante, ni contrato y encima mal trato, de hecho trabajó dos días y ni siquiera han tenido la educación de llamarla para dar una explicación y para concretar el pago de esos dos días. Y su cámara, donde guardan la comida, puffff, yo no guardaría ni a mi mejor enemnigo. Ahí queda eso.
La hija