No fue ninguna “mareona” en las costas de Viavélez lo que trajo a Paco Ron a Madrid, sino sus ganas de una vida más sencilla que la que permite el mantener una Estrella Michelín a diario, en invierno, en aquellos lares.

Paco y su hermana optaron por venirse a Madrid y ofrecer un espacio pequeño, manejable familiarmente, donde la cocina fuese el elemento fundamental. Su taberna lo ha conseguido en sus dos ambientes: en la barra, la zona de acceso de la calle, tapas asturianas de alta calidad que incluyen tapas de fabada y también tostas, canapés o raciones de buena cocina y en la que también están los clásicos, como las cebollas rellenas. Abajo está el restaurante, algo más formal y con una carta de platos elaborados, en los que la calidad de la materia prima y de su receta no queda nunca empañada por la presentación o la guarnición. Magníficas, por ejemplo, las patatas a la importancia en salsa de almejas o las carrilleras...