Ramón Sánchez-Ocaña

Al asturiano le gusta comer . Y comer bien , que no es sinónimo de comer mucho, aunque a veces lo parezca . Suelen cambiarse los adjetivos y cuando alguien habla de dieta variada , solemos identificarla con abundante y con esa exclamación posterior de ¡Qué bien comí !.

Afortunadamente , la oferta asturiana en Madrid es tan extraordinaria que se puede decir con toda propiedad que se puede comer bien ,en el mas amplio sentido , y con toda la variedad que el paladar mas exigente pueda requerir. Tenemos toda Asturias en Madrid como bien hemos podido comprobar los socios del Club Gastronómico Asturiano .Nació con la intención de potenciar nuestra cocina, de que algún plato especial de los rincones de Asturias se quedara permanentemente en la carta. Y así hemos ido recorriendo los mejores fogones de nuestra tierra que están afincados en Madrid .

Es curioso observar como el asturiano come y canta. Difícil será que tras una buena comida no haya un “cantarín”. Y digo que canta y come, porque seguramente en Asturias como en ninguna otra parte, folklore y gastronomía se dan la mano tan estrechamente que uno - asturiano y de buen yantar- no sabe si se come así de bien, porque se celebra una fiesta; o es precisamente al revés: que se celebra la fiesta porque se come así de bien.

El marisco, la caza, el pescado y los guisos componen una antología gastronómica en Asturias que se completa con la gama de dulces y de quesos. Y es tanto lo que el asturiano disfruta de sus productos, que casi siempre utiliza el diminutivo a la hora de comer, como si el sufijo añadiera una gota de caricia. No habla de fabada, sino de fabadina. Las cebollinas rellenas, o el besuguín a la espalda no tienen parangón. Ya digo, es tal el cariño que el asturiano pone en la mesa que siempre habla en diminutivo de los platos mas sabrosos, que suele acompañar, eso si, con unas patatinas....